Luz de Escarcha

Si no impulsas tú mi corriente sangrienta,
creador de lo azul, para mi chispa inconexa,
omite tu zarpa de apartarme de la tierra,
y crea, mañana, mi reino de flores de frío y yesca.

No ansío las llamas, no confío en Ve,
no busco las brasas, no creo en creer,
detesto la ruptura, detesto el deber.

¿Y soy yo creador de augurios a pájaros sin plumas?
Oh, Lopt, tu frío me satura, es la magia de tu ser,
que congela mi brazo y lo ata a ti, gigante y pez.
Atrévete a aparecer, demonio del cirio,
calienta con tu frío mi espada y caer.

Castiga a este crío, pared de roca,
con la peste que trajo, infame e infecta,
pues cree que hay maneras de abrir cualquier puerta.

Lo creía tan fácil, sonrisa de ingravidez,
perdóname, Freya, perdóname, Frey,
quise creer volar, mas la tierra es dónde debo ser.
No quería el riesgo mortal de caer bajo la primera
que accedió al reino del que yo creía que era.

Marchitan ante ti los pétalos de la helada
en el reino que pedí, roca que fue invocada,
porque tu dulce luz de ámbar, canela y plata
es fácil que supere a las agujas de la escarcha.

Dudo de cuál será mi penitencia, a sabiendas de que va a caer,
porque ese mal que a mi venga, de un giro de tuerca esquivaré.

Reconozco las llamas, sé lo que pueden hacer,
mas solo le debo súplicas al pequeño Morfeo
pues es el único que a mi luz y reino llega a comprender.

Cierra la televisión o apaga tu libro,
creo que es la hora de vivir lo que nunca fue vivido.